12 de febrero de 2013

The last in line

"Parece mentira la cantidad de cosas que han ocurrido en un año y siete meses. De ese tiempo, solo pude estar 7 meses contigo, para que luego me pasaras a odiar. Un odio provocado por una persona que yo también odio ahora.
Pido perdón a todos por mis errores y mi comportamiento, pero también pido comprensión, pues, cuando una está cegada y no ve más allá del presente y de la persona que tiene al lado, es imposible seguir un buen consejo.
Ahora lo veo todo claro, bien claro, pero ya nada es igual con nadie. Todo ha cambiado y es raro. Se me hace raro acordarme de ti con esa canción que solo tu y yo sabemos, de aquella noche que solo tu y yo sabemos, en nuestro sitio, viendo pasar los trenes y riéndonos de la gente que iba dentro. La gente es la misma, solo que ahora me siento perdida, ya no sé en quien puedo confiar y en quien no, todo y que procuro estar con aquellos que han estado para mi cuando menos lo merecía y a aquellos que les hice daño.
Ahora ya no tengo forma de contacto contigo, pero me desahogo, por si a caso un día te veo por la calle y me reconoces, que tenga mis ideas claras y ordenadas en la mente, por si te acercas. Aunque parece imposible.
Todo es tan intransigente que me da asco, mucho asco. Y quiero escapar de esta mierda de ciudad, pero me encuentro a gusto cuando estoy con aquella gente a la que tu me introdujiste. Pero de todas formas, no tardaré en marchar, de una manera u otra."

Ismael se encontró esta nota doblada con sumo cuidado ante el portal de su casa. Cuando la leyó no se creía lo que leía...había pasado tanto tiempo...¿Cuándo había sido la última vez que pensaba en ella? Sin embargo, y pese a sus estupideces, quedaba claro que ella no se había olvidado de él.
Se dio cuenta de que una lágrima salada le recorría la mejilla y se enfureció. Después de todo, las buenas amistades continúan....pero odiaba no haberlo pensado antes.
Olvidó la idea de entrar en casa y se fue a dar una vuelta, en busca de paredes que golpear, solo así podía aliviar su pena. Porque en realidad sabía que ya era un hombre vacío. Y que estaba completamente solo.
Cogió el móvil y marcó un número que no se le hubiese olvidado jamás:
-Hola...

1 comentario: